LOS ÁNGELES — A dos meses y medio de la Copa América, y a casi dos años y medio de la Copa del Mundo, México pinta para ser un intruso, un doncel, un chambelán, un pajecito tristón en medio de festejos ajenos dentro de ambas competencias. Es una generación perdida, producto de una Federación podrida, como lo es la mexicana de fútbol.
Es evidente que más allá de carencias emocionales y espirituales, no puede soslayarse la ausencia de fútbol en la cancha. Y esa sería la desnutrición futbolística más grave de México.
1.- O Jaime Lozano no sabe, o no puede hacerse entender sobre las pretensiones estratégicas en la cancha.
2.- O algunos de los futbolistas no quieren, no entienden, no saben o no pueden, pero hay un adeudo supremo y acumulado en algunos jugadores como Uriel Antuna, Luis Chávez y Érick Sánchez, y a otros como Jorge Sánchez y Jesús Gallardo no puede exigírseles más allá de su evidente pauperrimidad competitiva.
En la cancha de los Dallas Cowboys la noche de este domingo, sólo hubo un Tri, el Tricampeón de la Nations League, Estados Unidos. ¿El marcador?, ese veredicto burlón, implacable, soez, humillante, ese del #DousACerou.