Los Philadelphia Eagles visitaron Seattle en un partido must-win para cortar una racha de dos derrotas consecutivas, frente a unos Seahawks en las mismas circunstancias. Como es evidente, uno tendría que seguir hundiéndose a costa del otro, y es precisamente lo que ocurrió, pero los que volaron alto esta vez fueron los Seahawks.
Los visitantes claramente viven su peor momento tras caer 20-17 y extender su racha a tres derrotas consecutivas, colocándose con un récord de 10-4 y sin liderar su división. Mientras que del otro lado, los locales se acercan todavía más a playoffs con un récord de 7-7 y muchas ilusiones. Sin más, pasemos al desarrollo de las acciones.
Un ave por fin extendió sus alas…
… Pero no fueron los Eagles. Inesperadamente, se están hundiendo cada vez más en un momento donde no quieres tener una crisis deportiva. Sin embargo, lo más grave es que no es por falta de intención, porque hace poco incluso cambiaron al coordinador defensivo —Matt Patricia tomó el mando— pero ni así levantaron el vuelo.
Para ser justos, la defensiva fue el menor de sus problemas, porque por alrededor de 58 minutos contuvieron ese ataque liderado por el QB Drew Lock (en ausencia del QB Geno Smith). La pareja de tackles defensivos conformada por Fletcher Cox y Jalen Carter volvieron a ser una amenaza y tuvieron captura sobre el pasador en el transcurso de las acciones. Indirectamente, facilitaron la cobertura en el pase por la excelente presión que ejercieron, pero si no lo acompañas de una buena ofensiva, de nada te sirve.
En una última intentona buscando por lo menos el empate, Hurts quiso buscar otra vez exageradamente largo a su receptor y acabó en intercepción. El equipo solamente necesitaba colocarse para el intento de FG y fue insistente con una jugada similar a la que los metió en el agujero en primer lugar, así los Seahawks garantizaron el marcador de 20-17 para sorprender al campeón defensor de la NFC.