El primer ministro canadiense Justin Trudeau enfrentó la mayor prueba de su carrera política después de que la ministra de Finanzas Chrystia Freeland —desde hace tiempo una de sus ministras más poderosas y leales— renunció al gabinete el lunes.
La sorprendente medida generó interrogantes sobre cuánto tiempo más el primer ministro —que lleva casi 10 años en el cargo y cuya popularidad ha caído en picada debido a preocupaciones sobre la inflación y la inmigración— puede permanecer en el poder mientras su gobierno se apresura a lidiar con la llegada del presidente electo estadounidense Donald Trump.
Para reemplazar a Freeland, Trudeau nombró rápidamente a su aliado y amigo de largo tiempo Dominic LeBlanc, anteriormente ministro de seguridad pública, que recientemente acompañó al primer ministro en una cena con Trump en su mansión de Mar-a-Lago. Después de ser juramentado, LeBlanc les dijo a los reporteros que él y Trudeau están enfocados en el costo de la vida que enfrentan los canadienses y en encontrar puntos en común con Trump sobre seguridad fronteriza y cuestiones económicas.
“Tengo mucha confianza en que podemos seguir haciendo el trabajo necesario”, declaró LeBlanc.
Previamente, el líder opositor Jagmeet Singh —de cuyo partido los liberales de Trudeau en el gobierno han dependido para mantenerse en el poder— pidió la renuncia de Trudeau. Los conservadores, el principal grupo opositor, exigieron convocar a elecciones.
Freeland, que también fue viceprimera ministra, dijo que Trudeau le comunicó el viernes que ya no deseaba que siguiera siendo ministra de Finanzas y le ofreció otro cargo en el gabinete. Pero ella sostuvo en su carta de renuncia al primer ministro que el único “camino honesto y viable” era salir del gabinete.
“Durante las últimas semanas, usted y yo hemos estado en desacuerdo sobre el mejor camino a seguir para Canadá”, escribió Freeland.
Freeland y Trudeau discreparon sobre una exención fiscal de dos meses y cheques de 250 dólares canadienses (175 dólares) para los canadienses que fueron anunciados recientemente. Freeland subrayó que Canadá está lidiando con la amenaza de Trump de imponer aranceles generalizados del 25% y debería evitar “estratagemas políticas costosas” que “no puede permitirse”.
“Nuestro país enfrenta un serio desafío”, afirmó Freeland en la carta. “Eso significa mantener seca hoy nuestra pólvora fiscal, de forma que tengamos las reservas que podríamos necesitar para una próxima guerra arancelaria”.
Un funcionario del Partido Liberal dijo que a Freeland se le ofreció un puesto de ministra encargada de las relaciones entre Canadá y Estados Unidos, sin cartera y sin un departamento. El funcionario, que habló a condición de guardar el anonimato porque carece de autorización para declarar públicamente sobre el asunto, dijo que el puesto habría sido sólo de nombre y no habría contado con ninguna de las herramientas que Freeland tenía anteriormente cuando negociaba asuntos comerciales con Washington.
“A partir de la medianoche de hoy (este sábado)… quienes traten de cruzar irregularmente serán devueltos al punto de cruce más cercano con Estados Unidos”, dijo Trudeau en una rueda de prensa conjunta con Biden.
Freeland, que presidió una comisión del gabinete sobre las relaciones con Estados Unidos, iba a efectuar la declaración de fin de año sobre la economía y probablemente iba a anunciar medidas de seguridad fronteriza diseñadas para ayudar a Ottawa a evitar los aranceles de Trump. El presidente electo estadounidense ha amenazado con imponer un impuesto del 25% a todos los productos que ingresen a Estados Unidos desde Canadá y México, a menos de que esos países contengan el flujo de migrantes y drogas.
La declaración muestra un déficit mucho mayor de lo esperado para el año fiscal y más de mil millones para seguridad fronteriza.
Trudeau ha dicho que planea liderar al Partido Liberal en las próximas elecciones, pero hay algunos miembros del partido que no quieren que se postule para un cuarto mandato, y la renuncia de Freeland fue un golpe enorme.
Ningún primer ministro canadiense en más de un siglo ha ganado cuatro mandatos consecutivos.
Las elecciones federales deben realizarse antes de octubre. Los liberales tendrán que depender del apoyo de al menos un partido importante en el Parlamento, ya que no cuentan con una mayoría absoluta por sí solos. Si el Nuevo Partido Democrático (NDP, por sus siglas en inglés) de la oposición retira su apoyo, en cualquier momento podrían llevarse a cabo unas elecciones.
“Estoy pidiéndole a Justin Trudeau que renuncie. Tiene que irse”, dijo Singh, el líder del NDP.
El Partido Liberal de Trudeau necesita el apoyo del NDP para mantenerse en el poder. Singh dijo que están abiertos a todas las opciones.
“El gobierno del señor Trudeau ha terminado”, dijo Yves-François Blanchet, líder del opositor Bloc Quebecois. “Debe reconocer eso y actuar en consecuencia. La salida de su aliada más importante, su ministra de Finanzas, es el fin de este gobierno”.
Trudeau trajo consigo la popularidad de su padre, el difunto primer ministro Pierre Trudeau, en 2015, cuando reafirmó la identidad liberal del país después de casi 10 años de gobierno del Partido Conservador.
La Casa Blanca dijo que la reunión reafirmará los “fuertes lazos e integración de los países”.
Pero ahora los canadienses están frustrados por el aumento en el costo de la vida y otros problemas, incluido en el incremento en la inmigración después de que el país saliera de la pandemia de COVID-19.
“Como país tenemos que mostrar fuerza”, dijo el premier de Ontario, Doug Ford. “Actualmente hay un caos en Ottawa”.
El legado de Justin Trudeau incluye abrir ampliamente las puertas a la inmigración. También legalizó el cannabis y estableció un impuesto al carbono destinado a combatir el cambio climático.
Freeland señaló en la carta de renuncia que los canadienses “saben cuándo estamos trabajando para ellos, e igualmente saben cuándo estamos centrados en nosotros mismos. Inevitablemente, nuestro tiempo en el gobierno llegará a su fin”.
Por separado, Trudeau ha estado tratando de reclutar a Mark Carney, el exjefe del Banco de Inglaterra y del Banco de Canadá, para que se una a su gobierno. Desde hace tiempo Carney ha estado interesado en entrar en la política y convertirse en líder del Partido Liberal. De momento se desconoce si ha aceptado unirse al gabinete de Trudeau.
“Freeland no sólo fue ministra de Finanzas sino también viceprimera ministra y, hasta hace un par de años, era considerada la heredera de Trudeau como líder de los liberales y premier”, afirmó Nelson Wiseman, profesor emérito de la Universidad de Toronto.
Wiseman explicó que las filtraciones de la oficina del primer ministro dejan entrever que que ella era mala comunicadora.
“Se habló de que volviera a ser ministra de Relaciones Exteriores y eso habría sido una buena opción para ella, pero la puñalada por la espalda desde la oficina del primer ministro echó la suerte”, resaltó Wiseman.
Daniel Béland, profesor de ciencias políticas en la Universidad McGill en Montreal, también lo llamó un terremoto político.
“Este es claramente un gobierno minoritario que se encuentra en cuidados intensivos pero, hasta ahora, el (opositor) NDP ha rechazado las exhortaciones a desconectarlo. Es difícil saber si esta renuncia obligará al NDP a repensar su estrategia”.
Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.