Mérida, ESPAÑA – La mexicana Priscila Guevara, encarcelada en España, será expulsada durante siete años del país a cambio de la pena que le falta cumplir por un famoso robo de vino cometido en un restaurante de lujo en 2021 en compañía de un hombre, también condenado a prisión.
La expulsión, decidida por la Audiencia Provincial de Cáceres (oeste español) a petición de su abogado, es “inminente”, según declaró este lunes a EFE el letrado, Juan José Collado.
El tribunal ya ha enviado la documentación pertinente a la Unidad de Extranjería de la Policía española y a la prisión de Cáceres donde está encarcelada.
“Una vez que (Priscila) atraviese la frontera de España, es una ciudadana libre”, aseguró el abogado.
Esta sustitución de pena también se ha solicitado para el otro condenado por el robo 45 botellas valoradas en 1,6 millones de euros ($1.77 millones de dólares), el rumano-neerlandés Constantin Dumitru, petición que aún no ha obtenido respuesta judicial.
Según uno de los dueños del hotel-restaurante Atrio (Cáceres), se trató de un “encargo” y el precio indicado era “relativo”, ya que depende de un valor “histórico y sentimental”.
La Audiencia de Cáceres condenó a Dumitru y Guevara en marzo de 2023 a cuatro años y medio y cuatro años de prisión, según una sentencia ratificada luego por el Tribunal Supremo.
También fueron sentenciados a indemnizar a una aseguradora con los 753,454 euros ($836,000 dólares) que abonó su día a la empresa propietaria del restaurante, de tres estrellas Michelin.
El hombre y la mujer fueron extraditados a España por Croacia, donde fueron detenidos a finales de julio de 2022 en un puesto fronterizo con Montenegro.
Cenar antes de robar
Según la sentencia, los condenados decidieron que la mujer se alojara en el hotel el 26 de octubre de 2021, lugar que conocían de antemano. La reserva fue realizada únicamente por ella con un pasaporte suizo falso.
Posteriormente, se presentó el varón para cenar y alojarse sin registrarse.
Tras cenar en el restaurante, efectuaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a la habitación.
Por la noche, Guevara llamó a recepción para pedir una ensalada; el único empleado manifestó que estaba solo y la cocina estaba cerrada, además de sentirse extrañado, dado que habían cenado un menú de degustación de 14 platos.
Ante la insistencia de la mujer, le indicó que tardaría por lo menos 20 minutos en llevarle la comida.
Cuando el empleado se dirigió a la cocina, el acompañante de Guevara aprovechó para presentarse en la recepción, donde tomó una llave electrónica para abrir la bodega, pero no era la adecuada.
El ardid del postre
Entonces, llamó a la mujer para que volviera a entretener al recepcionista, que ya había regresado de llevar la ensalada al dormitorio.
Guevara volvió a llamar a recepción, en esta ocasión para solicitar un postre, que el empleado le llevó.
Fue cuando Dumitru regresó a la recepción y, de una caja, agarró la llave con la que pudo abrir la bodega para apoderarse de las botellas y subirlas a la habitación en varios bolsos.
Y ambos abandonaron precipitadamente el hotel de madrugada.