Este domingo se celebra en Francia la primera ronda de elecciones parlamentarias anticipadas que podrían dar lugar al primer gobierno de extrema derecha del país desde la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Una de las principales encuestadoras muestra que el partido de extrema derecha Agrupación Nacional lidera la lista con el 36% de los votos, seguido por la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular con el 29%. La coalición de Macron se sitúa en tercer lugar con el 19.5%, según Ipsos. El ascenso de la derecha y el colapso del centro están provocando ondas de choque en toda Francia, y algunos analistas advierten que la profunda desilusión que subyace a estas cifras va más allá de Francia.
La segunda ronda se celebrará el 7 de julio. El resultado de la votación es muy incierto. La participación es inusualmente alta.
Tres grandes bloques políticos compiten: el Agrupamiento Nacional de extrema derecha, la alianza centrista del presidente Emmanuel Macron y la coalición Nuevo Frente Popular que incluye a fuerzas de centroizquierda, verdes y de extrema izquierda. El sistema francés es complejo y no es proporcional al apoyo nacional a un partido.
Después de la aplastante victoria de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo a principios de este mes, Macron convocó una votación anticipada en Francia porque temía que los resultados llevaran a una parálisis en la legislatura.
Si el Agrupamiento Nacional obtiene una mayoría parlamentaria, se espera que Macron nombre a Jordan Bardella, presidente del Agrupamiento Nacional de 28 años, como primer ministro en un extraño sistema de reparto del poder conocido como “cohabitación”. Bardella dijo que se opondría al envío de tropas francesas a Ucrania, una posibilidad que Macron no ha descartado, y rechazaría las entregas francesas de misiles de largo alcance y otras armas capaces de atacar objetivos dentro de Rusia.
Macron convocó elecciones anticipadas un día después de que su partido fuera aplastado por la extrema derecha durante las elecciones parlamentarias europeas de junio. Su decisión fue vista ampliamente como un intento de alejar a los votantes de los extremos políticos, pero una campaña vertiginosa de tres semanas no ha logrado cambiar el rumbo.
