OLYMPIA, Washington – En medio del ciclo electoral, el presidente Joe Biden enfrenta críticas desde distintos frentes sobre sus políticas de inmigración. Conservadores las consideran demasiado laxas, mientras que progresistas creen que no respetan los derechos humanos de los solicitantes de asilo. En un intento por equilibrar estas opiniones, Biden realizó dos anuncios importantes en junio.
El 4 de junio, Biden declaró que su administración prohibiría a los solicitantes de asilo pedir refugio en EE.UU. si cruzan ilegalmente la frontera sur. Esta medida llegó tras las críticas del expresidente Donald Trump y su promesa de una estricta represión fronteriza si es reelegido. Los esfuerzos bipartidistas del Congreso para mejorar la seguridad fronteriza fueron bloqueados en febrero por el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.
La representante Pramila Jayapal (D) criticó esta decisión, señalando que el derecho a solicitar asilo está protegido por las leyes de inmigración de EE.UU. y obligaciones internacionales. Human Rights Watch también condenó la orden, argumentando que violaba los derechos humanos al permitir expulsiones rápidas sin audiencia.
El 6 de junio, Biden recuperó el apoyo de algunos demócratas con una nueva orden ejecutiva que podría ofrecer un camino hacia la ciudadanía para los cónyuges indocumentados de ciudadanos estadounidenses. Jayapal elogió esta medida, calificándola como el mayor conjunto de protecciones para inmigrantes desde DACA, destacando que mantendría unidas a muchas familias estadounidenses.
La senadora Patty Murray también alabó la medida, destacando su impacto positivo directo en el estado de Washington.